Tintablanca
Los mundos infinitos de Lorca
Luis Antonio de Villena y el artista Juan Vida recorren la obra de uno de los autores fundamentales de la poesía española del siglo pasado.

Los mundos infinitos de Lorca es el título del libro editado en Tintablanca. Es obra del poeta Luis Antonio de Villena y del pintor Juan Vida. “Federico García Lorca es uno de los grandes poetas del siglo xx. Solo vivió treinta y ocho años, pero su vida fue hipersensitiva y plena. Llena de experiencias, de lugares, de personas, de mucha miel y sangre, de plenitudes y angustias, acaso porque, en todo poeta, mora el germen fuerte de la melancolía”, escribe al inicio de la introducción Luis Antonio de Villena. Esta Tintablanca es el reconocimiento, la admiración, el rendido homenaje a uno de los poetas fundamentales de la lengua española. Después de Cervantes, a la altura de Lope o Quevedo, Federico constituye una de nuestras cimas literarias. Fue granadino y universal, nació en un pueblo humilde de la plana y fértil Vega, fue un hijo deseado y amado, vivió mucho, viajó mucho y amó mucho. En su obra esos verbos cobran un especial significado, tanto en su poesía como en su teatro. Más allá del drama que destila este último género, más allá del dolor de las protagonistas femeninas que Federico supo mejor que ningún otro dramaturgo de época retratar, la obra del poeta granadino es luminosa, sonriente, apasionada, carnal, epidérmica. Y toda esa realidad vive en la Tintablanca que el poeta madrileño y el pintor granadino han dedicado a Federico. Luis Antonio de Villena ha escrito diez capítulos apasionantes que ordenan la vida y la obra de Federico, desde su nacimiento en Fuente Vaqueros hasta su vil asesinato en el barranco de Víznar. El pintor granadino Juan Vida ha ilustrado esos episodios desde su delicada gramática artística: los años en Valderrubio y Granada antes de marchar a Madrid a la Residencia de Estudiantes, los primeros viajes, los hombres a los deseó y amó, la impresión de sus travesías hasta Nueva York primero, Cuba en mitad de todo y Buenos Aires después, los éxitos que despertó su poesía y su teatro, la aventura de La Barraca y los años aciagos en que el poeta, al igual que muchos otros miembros de la Generación del 98, presagian la fractura de una España que se rompe y que no hallará otra salida que la guerra entre hermanos.

Ficha técnica
Título Los Mundos Infinitos De Lorca
Autores Luis Antonio de Villena (Escritor), Juan Vida (Ilustrador)
Número de páginas 256
Libro en tapa dura encuadernado en tela de algodón orgánico teñido con tintes naturales. Tripas con 240 páginas de papel arte de 100 gramos, ideal para caligrafías con todo tipo de útiles de escritura, más un cuardenillo de 16 páginas en papel extrablanco de 200 gramos para bocetos y dibujos, resistente a las técnicas pictóricas al agua.
Medidas 205 x 130 mm
ISBN 978-84-126361-2-3
Primera edición
Mayo de 2023 PVP 29,90€
Descripción

Luis Antonio de Villena y el pintor Juan Vida recorren los años y la obra del poeta granadino, su memoria, sus ciudades, su pasión y su imborrable legado.


Federico García Lorca, uno de los más grandes poetas del siglo pasado, nació en la Vega de Granada, asumió más que ningún otro autor contemporáneo la modernidad. Fue libre, hondo, popular y mágico. Viajó mucho, conoció y amó a hombres que marcaron su vida y su obra, y junto a su desbordante poesía, cargada de raíz, deseo y sensualidad, escribió piezas de teatro que hoy nos conmueven por su actualidad. Su asesinato acabó con su vida, pero erigió el genio y el mito que alumbra lo mejor de la literatura española. Esta Tintablanca recorre los mundos infinitos del poeta, su memoria y sus ciudades, sus obras e influencias, su pasión y su legado.

¿Qué contiene la Tintablanca de Los mundos infinitos de Lorca?
El libro, un marcapáginas y una caja de regalo.

La opinión de los autores de Los mundos infinitos de Lorca

«A un poeta como Federico García Lorca, a un genio y un mito que lleva décadas inundando con ríos de tinta historia, crítica y recuerdo, es difícil agasajarlo con otro pregón. Y a pesar de esa certeza el libro Los mundos infinitos de Lorca participa de algo nuevo y original, de una mirada diferente a la vida y obra de un poeta mayor, cuyo legado está a la altura de Lope de Vega, Quevedo o Juan Ramón. No hubo el pasado siglo un poeta más atado al amor y el deseo, a esa “norma que agita igual carne y lucero”, hambre, carnalidad, presagio y dolor. Federico nació en el seno de una familia rural acomodada. Conoció desde niño las desigualdades sociales y sin perder la inocencia con la que en su casa hacía teatro y títeres marchó a Madrid, a la Residencia de Estudiantes. “Allí conoció a Dalí y a Buñuel, este último homófobo declarado, difícil y poco amigo a las ambigüedades”, recordó De Villena. Madrid fue el centro de un mundo que Federico extendió a Nueva York primero, donde se halla la génesis de algunas de sus mejores obras, Cuba después y Buenos Aires por último, donde triunfó, ganó dinero y, cómo no, volvió a enamorarse. Los mundos infinitos de Lorca, encuadernados con la lujosa tela de algodón orgánico de color verde vivo que singularizan las colecciones editoriales de Tintablanca, ahonda en los tres últimos capítulos del libro en los presagios de dolor que Federico intuye en los años finales de la Segunda república. “Todos saben que se equivocó al regresar a Granada”, coinciden De Villena y Vida. “Cómo iba a imaginar que allí le esperaba el asesinato por parte de una camada de criminales”, se interrogan. Pero fue su muerte violenta, la misma que desde las dos partes de la contiendan padecieron personas en todo inocentes, lo que transmutó a palabras de Luis Antonio de Villena al poeta en mito. Lo explicó así: “Un poeta de primera fila, alguien que al ser asesinado en una guerra espantosa y fratricida se convierte en la imagen vulnerada y pura de un drama histórico. La injusticia de la inocencia aplastada. La verde destrucción del generoso olivo”. Y añadió: “Habría grandes poetas en la generación de Lorca, pero ni Guillén ni Cernuda pueden ser mitos porque falta esa segunda condición de emblema o de icono de un tiempo”. No hay duda. Igual Federico, en lugar de para aquel torero, escribía para él mismo los versos en Alma ausente que decían: “Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, / un andaluz tan claro, tan rico de aventura".