Madrid
Jazmín, madroño y corteza de los pinares del Guadarrama
Algunas mañanas de primavera el paseo del Prado huele a jazmín, rosa y nerolí. Esos días que amanece antes y atardece después, del Jardín Botánico escapa un aroma a flores frescas, fruta, especias y licor almibarado. En abril los jardines estallan en colores y fragancias, y en el parque del Retiro y la Casa de Campo hay un renovado traje cortado con todos los verdes posibles. El resto del año Madrid exhala un perfume a madroño, lauro y mimbres, a encinar hacia el sur y a pinar allí donde la Sierra de Guadarrama es un escalón antes de alcanzar el norte de Castilla. Madrid es una ciudad olfativa que huele a nardo, ládano, azafrán y pachulí, a corteza de naranja, clavo, flores rojas y nuez moscada.
El perfume de las ciudades
Tintablanca viaja a las ciudades más bellas del mundo persiguiendo sus aromas. Y los destila en sus velas perfumadas, elaboradas por una de las mejores cererías españolas. Este es un viaje a los perfumes de las capitales que amamos y a las que volveríamos con solo prender la mecha de nuestra pasión por ellas. Nuestras velas están elaboradas de modo artesanal con las mejores ceras vegetales.
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