Nadal Suau sostiene que San Francisco es la ciudad que proyecta su imaginación cuando tiene que dibujar en su mente el concepto de urbe contemporánea. La más ‘mediterránea’ de las capitales estadounidenses es a juicio del escritor, crítico y editor mallorquín la más exaltada, cinematográfica, divertida y descreída ciudad en la que pasar un buen trozo de nuestra vida. “Cuando se olvida del oro y sonríe, San Francisco nos revela el secreto de cierta felicidad espiritual”, asegura el escritor de la Tintablanca dedicada a la urbe californiana.
San Francisco se presenta el jueves, 9 de marzo (19 h), en la librería La Mistral de Madrid. Con Josep Maria Nadal Suau estará el artista Pere Joan, uno de los más reconocidos ilustradores españoles, moderno, heterodoxo, comprometido, limpio de mirada y sonriente cuando toma los pinceles y emborrona sus papeles en blanco.
Toda Tintablanca esconde en su página de créditos la biografía de los autores. Pero esas tres líneas siempre se quedan corta. De Nadal Suau dice: “Ensayista, crítico literario y editor. Colabora en medios como El Cultural, Publishers Weekly, Quadern de El País o Cuadernos Hispanoamericanos”. Y añade: “San Francisco es su cuarto libro”. Lo que el texto impreso no dice es que es uno de los mejores, más cultos y lúcidos críticos literarios españoles de hoy día, y que hay autores que matarían por alcanzar la suerte de obtener una reseña suya. Nadal Suau, además, es desde no hace mucho editor del sello H&O Editores, donde publicó en compañía de su esposa Begoña Méndez el libro El matrimonio anarquista.
Pere Joan es tan bueno en su oficio que los cineastas Emili Manzano y Claire Roquiguy filmaron un documental en 2022 que cuelga en Filmin y cuyo título es Álbum Pere Joan. Es autor, además, de Azul y ceniza y Mi cabeza bajo el mar.
La Tintablanca de San Francisco es un libro fascinante, uno de los mejores títulos de la Colección Máxima. Es un volumen sonriente, está lleno de luz, de complicidad y cercana sabiduría; tiene —como aquella ciudad— un halo de libertad que nos hace querer tomar el primer avión para recorrerla sin descanso y a la noche, cuando nuestros pies dejen de obedecernos, tumbarnos en el sofá para ver Vértigo y dejarnos atrapar por la distópica historia que nos propone el gran Hitchcock.
“La verdad, nunca me había divertido tanto al escribir”, asegura Nadal Suau desde las primeras líneas de esta Tintablanca.